viernes, 6 de septiembre de 2013

CARTOGRAFÍA

Tengo que revelarles un secreto: me encantan los mapas, casi se podría decir que soy "cartografílico" ¿existirá semejante "palabro"?
Ya puede tratarse de un mapamundi del siglo XVI como de una guía de hamburgueserías de Torrevieja, yo ante la visión de un mapa o de un plano soy feliz. Observar los topónimos, las curvas de nivel, los recursos hídricos plasmados en una hoja de papel o en la pantalla de un ordenador me conducen al éxtasis más absoluto, cuando descubro impresas los símbolos de fuentes, de las líneas eléctricas o de la producción de cacao de Guinea Bisau  una corriente fría recorre mi rabadilla.
Sin embargo el clímax de esta afición se produce ante los mapas que reproducen operaciones militares, la conjunción de mi" cartografilia" con la afición a la historia militar consiguen de mí transformarme en "un volcán, un Etna hecho".
Dentro de lo que llamaríamos cartografía militar existe un subgénero que en lugar de extasiarme tiende a divertirme, es aquel que aparece en la prensa antes o durante los conflictos bélicos que están de actualidad. Este tipo de mapas destacan por su simplicidad con el fin de ilustrar al lector poco avezado a los temas marciales, en ellos multitud de flechas se entrecruzan absurdamente en cientos de direcciones, signos convencionales reproduciendo a soldaditos y aviones se multiplican por doquier, calaveras desparramadas indican instalaciones secretas (¿siguen siendo secretas después de salir en la prensa?) y generalmente la imagen de un malote dictador aparece en la esquina superior derecha.
Y viene todo esto a cuento porque ojeando el pasado uno de septiembre el diario (llamémoslo así) "El País" en la segunda página aparecían sendos mapas que reunían las características antes reseñada: aviones, submarinos y bases secretas (llamémoslas así) se desparramaban por la página. Sin embargo lo que llamó mi atención, y al final motivó estas líneas, fue uno de esos mapas. No se si se acuerdan de aquella maravillosa sección sobre ética periodística que aparecía en el programa "Caiga quien caiga", pues el "mapita" en cuestión no superaría ninguna prueba a ese respecto. Observen el texto subrayado, el malvado régimen  (les gusta esta palabreja a los del País ¿será para recordarnos a Paco el rana?) no solo oculta su armamento (algo totalmente inmoral y de" cobardicas") sino que además como son tan malvados ya se están ocultando en hospitales y escuelas para provocar a las "inteligentes"(más que sus soldados), democráticas y "chachipirulis" armas de EstadosUnidos y obligarlas a producir daños colaterales.
 

No tenemos ninguna duda sobre la neutralidad de tan insigne periódico, no obstante si en algún momento perdiera esta y le diese por decantarse por el lado estadounidense, le recomendamos el siguiente texto: "El malote de Bashar al-Assad se pone un mandilón para hacerse pasar por niño y robar caramelos en las guarderías.
No obstante también les proponemos esta nota: "Nuestro periódico es un arma de desinformación masiva al servicio de los USA".